En su mayoría, los padres saben, instintivamente, que dedicar más tiempo a sus hijos e implicarse de manera activa en su educación les proporcionará una gran ventaja en la vida. Pero, como muchos padres tienen que hacer malabarismos a la hora de hacer compatible las demandas del trabajo con las del hogar, parece que nunca hay suficiente tiempo. Además, con frecuencia los padres son reacios a ofrecer a sus hijos ayuda con las tareas escolares porque piensan que les faltan algunas de las habilidades que permitirían influir en el éxito de sus hijos en la escuela. La buena noticia que obtenemos de los análisis de los datos de PISA es que no hace falta tener un doctorado ni dedicar una infinidad de horas para que los padres influyan en los resultados. De hecho, muchas actividades entre padres e hijos que están asociadas a un mayor rendimiento en la lectura suponen relativamente muy poco tiempo y ningún conocimiento especializado. Eso sí, lo que exigen estas actividades es un auténtico interés e implicarse activamente.
La evaluación PISA 2009 no recogió datos solamente de los estudiantes y de los directores de los centros escolares, sino que también formuló preguntas a los padres de los estudiantes. Algunas de estas preguntas estaban centradas en los tipos de actividades que hacían los padres con sus hijos cuando éstos cursaban su primer año de Educación Primaria; otras preguntas se centraban en las actividades a las que se dedicaban los padres con sus hijos en el momento de la evaluación de PISA, o sea cuando los hijos tenían 15 años.
Una dedicación temprana proporciona dividendos más adelante…
Apoyo de los padres al comienzo de la Educación Primaria
Las respuestas de los padres muestran una estrecha relación entre su dedicación a sus hijos y la implicación de éstos en actividades relacionadas con la lectura durante el primer año de Educación Primaria y su rendimiento en lectura a los 15 años.
Los estudiantes cuyos padres informaron que habían leído un libro con sus hijos “todos los días o casi todos” o “una vez o dos por semana” durante el primer año de Educación Primaria consiguieron puntuaciones significativamente más altas en PISA 2009 que los estudiantes cuyos padres informaron de que “nunca o casi nunca” o sólo “una o dos veces al mes” habían leído un libro con sus hijos. Como promedio, en los 14 países para los cuales hay datos disponibles, la diferencia es de 25 puntos, el equivalente a más de medio año escolar; pero esta diferencia va desde 4 puntos en el país asociado Lituania hasta 63 puntos en Nueva Zelanda.
Las diferencias en el rendimiento que están asociadas a la dedicación de los padres reflejan en parte las diferencias en los antecedentes socioeconómicos de las familias, puesto que, como promedio, los estudiantes de familias aventajadas desde un punto de vista socioeconómico disfrutan de un ambiente más propicio para un aprendizaje diverso, incluyendo el tener padres más involucrados. Sin embargo, incluso cuando se compara a estudiantes de antecedentes socioeconómicos similares, aquellos estudiantes cuyos padres les leían libros regularmente cuando estaban en el primer año de Educación Primaria tienen una puntuación 14 puntos más elevada, como promedio, que los estudiantes cuyos padres no lo hicieron.
Curiosamente, los diferentes tipos de actividades entre padres e hijos tienen diferentes relaciones con el rendimiento en lectura. Por ejemplo, como promedio, la diferencia de puntuación en lectura que se asocia a la implicación de los padres es mayor cuando los padres leen un libro con sus hijos, cuando hablan acerca de lo que han hecho durante el día y cuando les cuentan historias. La diferencia de puntuación es menor cuando la dedicación de los padres consiste en jugar con sus hijos a juegos relacionados con el alfabeto.
Los estudiantes nunca son demasiado mayores para beneficiarse del interés que tienen sus padres por ellos
Apoyo de los padres cuando el estudiante tiene 15 años
Los resultados de PISA muestran también una fuerte asociación entre algunas actividades entre padres e hijos, cuando los hijos tienen 15 años, y el rendimiento en lectura según PISA. Por ejemplo, los estudiantes cuyos padres hablan sobre temas políticos o sociales con ellos ya sea semanal o diariamente tienen 28 puntos de ventaja, como promedio, sobre aquellos cuyos padres hablan de estos temas con menos frecuencia o nunca. La ventaja en cuanto al rendimiento es mayor en Italia (42 puntos) y menor en la economía asociada Macao-China (14 puntos). Cuando se tienen en cuenta los antecedentes socioeconómicos, la ventaja en cuanto a la puntuación desciende, pero sigue siendo importante (16 puntos) y se observa en todos los países y economías participantes, excepto Hungría. Los hallazgos de PISA muestran también que otras actividades entre padres e hijos, como “hablar de libros, películas o programas de televisión”, “hablar acerca de cómo les va a los hijos en la escuela”, “sentarse juntos a la mesa para comer” y “dedicar tiempo simplemente a hablar con los hijos”, están asociadas también con un mejor rendimiento del estudiante en lectura en la escuela.
En resumen: todos los padres pueden ayudar a sus hijos a desplegar todo su potencial dedicando tiempo a hablar y a leer con ellos, sobre todo, y especialmente, cuando son muy pequeños. Los profesores, las escuelas y los sistemas educativos deben estudiar cómo pueden ayudar a los padres, que están muy ocupados, a desempeñar un papel más activo en la educación de sus hijos, tanto dentro como fuera de la escuela
Informe PISA 2009: Superación del entorno social: Equidad en las oportunidades y resultados del aprendizaje (Vol. II)
http://www.oecd.org/dataoecd/36/44/49460778.pdf
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